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Atte: Shinigami Lukitha


[FANFIC] Lukidella Cap. 5
2012/08/15 | 19:37 | 0 comments
Hola a todos! De antemano una disculpa que no pude actualizar ni con una que otra tontería U.u pero es que esta semana entre a la prepa. Quede en la tarde y como es mi primer semestre... pues ¡¡todo es nuevo!! Más o menos ya me estoy hayando, pero bueno.

Por esa razón no podía andar por acá. Pero aprovechando que hoy la maestra  nos dejo libres antes, aquí vengo a actualizar el blog y los fanfics. Si señoras y señores!! xDD

Aquí el quinto capitulo de Lukidella. Espero que les guste y por favor. Dejen sus comentarios!! No tienen idea de cuanto me alegran ;3 Pero bueno. Ya los dejo para que lean n.n


No es cierto.- dijo riendo nerviosa. ¿En serio soy yo, Angelitha?
¡Claro que si!
Lukidella se dio la media vuelta y miro a la otra chica.
Estoy lista, ¿Cierto?
Eso creo contesto riendo.
Lukidella se volteo y continuo admirándose en el espejo aun fascinada.
Me siento… extraña... como si no fuera yo.
Solo tienes que acostumbrarte. Por cierto, Luki...
Dime , hermanita.
No podre ir contigo.
¿¡Eh!?
Impresionada Lukidella se dio la media vuelta y miro a Angelitha fijamente con sus asustadizos ojos cafés buscando una respuesta mientras sus dedos se aferraban con fuerza al tocador.
Si iré a la fiesta, pero no podre irme contigo, tendré que verte allá.
Ah... lo entiendo. Es... Es como decía el "Pan B", ¿Verdad? 
¿Pan B? Angelitha sonrió. Es plan B, no "Pan B"
Me atrapaste. Quería hacerte reír. contesto bajando tímidamente la mirada e intentando sonreír.
Y lo lograste, hermanita.
Angelitha se acerco a ella y la abrazo. Después de tantos años de amistad podía distinguir el rastro de miedo y confusión en los ojos de Lukidella aún a pesar de sus elaborados esfuerzos para ocultarlo.
No pasara nada malo.
Ya se, pero es que...
Nada. Todo ira bien, ¿Si?
Aja.
Angelitha se separo de Lukidella y le sonrió. La muchacha levanto la mirada e intento sonreirle.
Luki le reprocho. Así no te ves bonita. picoteo sus mejillas con la punta de sus dedos indice repetidamente, logrando sacarle una sonrisa mas amplia y linda a Lukidella. Así te ves mejor, hermanita.
Gracias.
Ahora, este es el “Pan B”.- Lukidella rió  Angelitha tomo aire y siguió hablando. –Yo me iré con mi tía y te avisare cuando ya hayamos partido para que te vayas. Ya deje encargado que te lleven en una carroza.
Ah. Esta bien, supongo.
Te bajaran en la entrada, como a todos los invitados, pero no entres. Espérame afuera, al lado derecho, bajo la escalera de la entrada.
Entendido.
Y una cosa mas Lukidella la miro confundida.
¿Qué paso?
SonríeAsí enamoraras a Seungho oppa mas rápido.
¡A mi no me gusta Seungho oppa!
Si, claro. No te gusta, pero tampoco le quitabas el ojo de encima.
Bueno, no es que yo, a él, mi, no, tampoco soy, es como…
Aja, claro. Te entiendo.
En ese momento, las mejillas de Lukidella ya eran de un intenso rojo debajo del tenue rubor rosa que Angelitha le había aplicado. La noble rió y miro a su amiga, pero la sonrisa comenzó a desvanecérsele. Estaba cabizbaja y sus ojos parecían cerrados completamente mientras miraba hacia el suelo.
¿Qué pasa?
Nada. Solo me siento nerviosa. Ya sabes como soy de tímida
Si, lo sé, señorita risa nerviosa. Pero no pongas esa cara larga, ya sabes que verte mal me pone mal.
Lo sé Suspiro y cerro sus ojos con fuerza. Inhalo despacio y exhalo lentamente el aire hasta que sus pulmones quedaron vacíos  Levanto el rostro, abrió sus ojos y miro a Angelitha con sus cristalinos ojos empapados en lágrimas, intento sonreirle pero su fuerza se quebró repentinamente. Rápido la abrazo con fuerza contra su hombro y espero a que se tranquilizara. Lukidella la estrujo con fuerza y se separo de Angelitha. Sonrió y cautelosa limpio las lagrimas pendientes al borde de sus ojos con sus dedos.
Ya…Ya estoy bien Angelitha volvió a abrazarla con fuerza por un momento.
¿Segura, Luki?
Sip.
En una brillante y vivaz curva se acomodaron sus labios. Angelitha le devolvió una alegre sonrisa e hizo el intento de hablar pero una sirvienta, del otro lado de la puerta, pidiéndole que bajara junto con su madrastra y sus primas le interrumpió.

A unos pasos de la puerta con un beso en la mejilla se despidieron y Angelitha salio de la habitación dejando sola a Lukidella. Vio la puerta cerrarse y escucho pasos y el murmullo de las voces alejándose. Acerco el oído a la puerta y escucho los sonidos volviéndose mas imperceptibles con cada segundo que pasaba hasta que ya no pudo notar ruido alguno.
Corrió a uno de los ventanales y detrás de las cortinas de seda asomo los ojos y vio a la carroza partir.

Acababa de sonreirle a Angelitha, intentando hacerle saber que se sentía bien, pero su realidad era que el molesto nudo que tenia en el estomago, y le retorcía todo el cuerpo, no desaparecía. Salio de la habitación y camino por el pasillo, sujetándose con sus manos del barandal dorado con tanta fuerza que sus nudillos palidecían en blanco, hasta la escalera y bajo, pisando cada escalón con el miedo latente en sus venas. Su madre apareció al final de la escalera sonriendo entretenida por ver a su hija andar como un torpe patito bebé.
No te rías, estoy nerviosa.
No me rió de ti. Ya note que estas nerviosa le extendió la mano para que bajara el último escalón y Lukidella aceptó. -Mi niña tan hermosa.
Lamió el contorno de su boca y sonrió. El brillo de la luz reflejada en sus ojos llorosos hizo a la diminuta voluntad de Lukidella flaquear. Restregó el dorso de sus manos contra sus ojos y le sonrió a la muchacha de pie frente a ella.
Ya vete, se te hará tarde.
Si quieres mejor me quedo contigo.
Nada de eso, ya vete, señorita.
Hurgo dentro de sus bolsillos y le extendió lo que Lukidella pronto supo era su celular.
Tienes una llamada perdida de Angelitha.-
Sonriendo como disculpa lo tomo y se abalanzo a los brazos de su mamá. Un largo suspiro se le fue y apretó mas el cuerpo de su madre contra el suyo. Escuchaba su corazón latir y sentía como entre sus manos que apenas se atrevían a acariciar su cabeza se iban los miedos y las dudas que sentía.
 Ya me voy.
Le dio un ultimo apretón y salio apresurada en dirección contraria a la entrada de la casa.
Lukidella...
Lo sé, es para el otro lado.
Rió al verla pasar de nuevo frente a ella y camino detrás de Lukidella hasta la entrada. Vio a su hija subir y espero a que la carroza partiera para volver dentro de la mansión. Las lagrimas se le desbordaron de los ojos y solo las fue limpiando así como caían por sus mejillas sin decirlo pero sintiendo la felicidad nacer en su pecho por su hija.

Lukidella subió a la carroza y dentro encontró una cartera con una nota atada con un listón. Se sentó al borde del asiento y cerrando la puerta de la carroza tomo la cartera.Con letra de molde, Angelitha había escrito en ella: "Para ti, pequeña". Sonrió. Guardo dentro su celular junto con la nota y vio los vendajes de su mano, aún le dolía la cortada, pero sacudió su cabeza y dejo pasar al dolor.

Los caballos relincharon y la carroza comenzó a moverse. El recorrido de la carroza era diferente al recorrido de la ultima vez que Lukidella anduvo en ella. Los arboles formaban una espesa sombra que se veía interrumpida por el brillo verdoso de las luciérnagas.
Con sus ojos enamorados de aquel paisaje, asomaba la mirada tras el cristal de la ventanilla de la carroza, admirando con atención cada detalle que se le cruzaba por enfrente; el murmullo de la noche cantándole al oído y el tacto de su cuerpo perdido en sus pensamientos. Lukidella ya no sentía su cuerpo sentado allí hasta cuando miles de voces la despertaron de su trance.

Parpadeo repetidamente con rapidez. Intento ver más allá de la ventanilla. Del camino nacía una serpiente tallada en el concreto que daba la vuelta a una hermosa fuente de mármol sobre la que se erguía una seductora sirena con sus manos entrelazadas a la altura de su pecho, sosteniendo una caracola a las afueras de la mansión MBLEAST. Carrozas avanzaban una detrás de otra  en una fila, andando sobre la serpiente.
De su interior arregladas mujeres y atractivos caballeros salían y entraban a la mansión al atravesar el suntuoso umbral al final de la imponente escalera.

En la naciente sensación de mareo, miles de mariposas comenzaron a brotar y revolotear libremente en el estomago de Lukidella. Después de aquel divino sueño que había vivido la pesadilla comenzaba.
Inhalo todo el aire que pudo y con sus ojos cerrados lo exhalo con suavidad por su nariz. Abrió la puerta de la carroza y sonriendo de la mejor forma que pudo se levanto. El guardia que le extendió la mano para ayudarla a bajar le sonrió y le dio la bienvenida, haciendo que Lukidella se sintiera un poco más cómoda. Agradeció al guardia y fue al lugar donde quedo con Angelitha. Bajo la escalera, al lado derecho, pero ella no se veía allí.
Se acerco y espero, mirando a la gente que pasaba frente a ella y entraba a la mansión sin prestarle atención. De la cartera que Angelitha le dejo, saco su celular y reviso la hora, sobre una foto suya y de Angelitha, el aparato marcaba las siete y media. Su amiga aún no aparecía.

Lo guardo y mordió su labio a causa de los nervios. Sintió un par de manos posarse en sus hombros y se dio la media vuelta esperando encontrarse con Angelitha, pero las sonrisas malévolas de sus hermanastras fue lo único que la recibieron. Intento zafarse de ellas, pero un par de fuertes brazos la cargaron a espaldas de la mansión, en la oscuridad del bosque.

Pobre de ti si gritas, Lukidella amenazo Rubí.
¡Puedo gritar todo lo que quiera! contesto forcejeando, pero le era imposible. No podía zafarse.
¿Y que haces aquí? Si no me equivoco tu NO recalco con mordacidad Jessica—. eres una noble.
Angelitha y Gikwang me invitaron.
Aja. Y ahora los patos le tiran a las escopetas, ¿no?. Si mamá supiera de esto les iría muy mal a las dos.
¡Pero Gikwang me invito!
Invito a su novia, no a ti, una simple sirvienta que cuando se casen sera otra cosa, fuera de sus vidas.
Eso no es cierto...- contestó con sus palabras llenas de rabia, pero las lágrimas comenzaban ya a brotarle de los ojos. Bajo la mirada y mordió su labio con fuerza para callar su sollozo. Ella nunca me dejaría...no así...
Claro. Claro. Tienes razón Lukidella y solo por eso...
...te has ganado un premio.
¿Premio?
Imaginando lo peor, Lukidella levanto la vista y vio el reflejo de la navaja. Asustada se revolvió entre aquellos brazos y pataleo con todas sus fuerzas. Rubí le quito los tacones, los aventó a la tierra y tomo sus piernas por los tobillos y las detuvo, mientras Jessica le arrancaba la cartera de las manos y con la navaja cortaba toscamente la tela del vestido.
¡No!, ¡Basta!, ¡Me voy! ¿Ya? pero no... no rompan el vestido... todo menos el... vestido...
Las lágrimas le brotaron como cascada de los ojos. Ya era demasiado tarde. Jessica había rasgado el vestido con la navaja y sus manos rompían la tela como si fuesen pliegues de papel. Lo había arruinado por completo y las gotas de agua cayendo por su mejilla habían corrido su maquillaje. Aquel par de fuertes brazos que la sostenían la dejaron caer sobre la tierra y Jessica dejo caer su cartera con una expresión de asco en el rostro, mientras ella y Rubí se alejaron seguidas de aquel hombre que la había sujetado.

 Lukidella se levanto y tambaleante camino y recogió sus tacones y la cartera ya ensuciada con lodo. Limpio sus manos en la tela rasgada de su vestido y restregó las yemas de sus dedos sobre sus mejillas para limpiar las lágrimas Bajo un árbol fue a sentarse tiritando y sin poder contenerse, el llanto comenzó a brotar de nuevo. Su mirada perdida en la nada poco a poco fue aclarándose tras las lágrimas que lentamente se hacían menos y menos hasta que logro divisar frente a ella un par de zapatos rojos. Tenis. Y Converse.

Levanto la mirada y se encontró con un extraño chico de cabello negro atado en una coleta. Bajo la vista e intento limpiarse el rostro. Ignorándolo.
¿Porqué lloras? le preguntó
Porque han arruinado mi noche contestó amargamente Lukidella sin procurar ser gentil ante aquel chico.
Ah. Pero... se detuvo un momento a buscar las palabras adecuadas—. Te ves bien.
¡Claro que no! ¡No me veo bien! ¡ Rubí y Jessica me han arruinado y ahora tam... bién...
En su arrebató, Lukidella levantó la mirada y vio su imagen reflejada en el espejo que aquel misterioso chico sostenía ante ella.
Imposible apenas pudo decir.
En ese reflejo, Lukidella estaba intacta, perfectamente preciosa a como estaba antes de toparse con las malvadas hermanastras
¿Como...?
Magia.
Pero...
Nada. Te conviene entrar ahora a la fiesta.
Sin esperar a que respondiera, el chico le ayudo a Lukidella a levantarse y la llevo con su brazo entrelazado al de él hasta el interior de la mansión. Impresionada Lukidella llevo su mirada de aquí a allá admirando aquella minimalista pero no por menos, hermosa mansión hasta que sus ojos vieron lo que más la fascino en aquella velada que apenas comenzaba.

Seungho al centro de la sala principal estaba tocando el piano mientras cantaba. Su suave voz la tenía hipnotizada.


Levanto la mirada un momento y la vio allí sola de pie, mirándolo fijamente con sus ojos presos en él. Volvió la mirada al piano y sonrió con la satisfacción de un ganador. En cuanto terminó su presentación y se excuso ante el publico que, sin duda, le aplaudió fervientemente se acercó a Lukidella y sonriendole de la forma más dulce del mundo, le dio la bienvenida a su hogar.


█║▌│█│║▌║││█║▌│║▌║© Fanfic Escrito por Shinigami  Lukitha. 

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